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Arquitectos: BAAS Arquitectura
- Área: 1456 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Gregori Civera, Jesús Arenas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Recuperación y transformación de un viejo edificio industrial de 1920 en Museo, resaltando su especial configuración en tres naves y sus texturas interiores, añadiendo nuevas capas que lo adaptan al nuevo uso. La nave industrial Oliva Artés iba a ser derribada en 2008 en el contexto de la nueva construcción del Parque Central del Poble Nou que preveía cortar la continuidad de la calle histórica Pere IV a la que está íntimamente ligado el edificio. Una asociación vecinal dedicada al patrimonio industrial del Poble Nou convenció al Ayuntamiento de la necesidad de conservación del edificio, que en aquel momento se encontraba en un estado de ruina estructural, pocos días antes de la entrada de las excavadoras.
El proyecto original nace de un concurso convocado en 2009 y se propone la preservación del carácter tan particular del edificio, y en especial de la riqueza de su espacio interior ya que el exterior había estado siempre envuelto por edificios anexos. El proyecto se basa en la adición de las mínimas piezas necesarias para su funcionamiento, construidas en un único material dorado que añade una nueva capa al conjunto. Un nuevo porche, que toma toda la longitud de la fachada principal, se añade al edificio patrimonial con una estrategia parecida a como antiguamente se adosaban otras piezas y permite una relación abierta del museo con el parque en el que se sitúa.
El contexto de austeridad inmediatamente posterior a la redacción del primer proyecto provocó la fragmentación del mismo en diferentes fases en función de las prioridades. Esto nos ha obligado a desnudar la propuesta de todo aquello que no fuera estrictamente necesario, dotando al edificio de una sencillez que pone en valor ella arquitectura existente.
Cubrimos las ventanas con unos paneles translúcidos, protegiendo las carpinterías originales de madera hasta que sea posible restaurarlas. Oscurecimos la sala con unos sencillos toldos de rafia, sustituimos la cubierta y lo dotamos de un pavimento de hormigón. En ese momento el equipamiento se abrió ya al público, sin ningún tipo de climatización, con múltiples exposiciones y conferencias. Recientemente, se ha construido un ascensor y una escalera para acceder a la planta altillo; así como el porche y un bar.
Todo ello construye una pieza a medio camino entre un edificio y un pabellón, aún sin climatizar y en renovación constante, que acoge todo tipo de actividades culturales, conferencias, exposiciones, conciertos y filmaciones, demostrando el valor y la riqueza del reciclaje arquitectónico. Una parte de la intervención se funde con el edificio original; algunas barandillas, una de las pasarelas, la cubierta, el pavimento y las protecciones de las ventanas. Otras en cambio se manifiestan en ese acero de hierro galvanizado dorado tan singular que construye la escalera, la segunda de las pasarelas, el ascensor y el porche, con la firme voluntad de ser la figura sobre ese fondo industrial, al que sin embargo pertenecen.